Celebrar a la madre en medio del contexto propio y todas las situaciones que ello puede producir, es más que un lujo que podríamos darnos.
Esta celebración se ha caracterizado por llenarse de emociones de todo tipo, hay quienes tienen la suerte de contar con su madre cerca, viva y con mucho para dar y recibir. Hay quienes tienen muchos sentimientos encontrados en este día, porque no lograron aceptar y lidiar con su madre, hay quienes no la conocieron, quienes la perdieron, quienes se distanciaron y rompieron relaciones, otros que ven en su familia extendida a alguien desarrollando ese rol. En cualquiera de los casos, la palabra madre alberga un montón de afectos y efectos, reflexiones y hasta desafíos.
Hay quienes se convirtieron en madres porque así lo desearon, otras que no pudieron devolver el encargo, algunas que se realizaron como mujeres y quienes definitivamente no contemplan maternar jamás. Todas son posiciones válidas, con sus propias razones e historia para contar, por lo que nadie puede juzgar su elección.
Yo quiero hablar de la madre, desde la acción de elegir, porque sea lo que sea que estemos viviendo, no podemos negar que este ser que nos dio la vida, hizo una elección para que hoy estuviéramos aquí, lo que sucedió después con ello, es parte de otra historia, que también trae cola al asunto y muchas implicaciones que resolver.
Tener una madre es la posibilidad de ensayarnos como hijos. Y tener hijos equivale al reto de convertirnos en mejores personas. En la vida siempre tenemos elección y quizás uno de los roles de mayor peso, recae en quien eligió ser madre, porque hablamos de la formación de seres humanos, de la crianza y el acompañamiento, desde los primeros momentos de vida, hasta cuando esta se apaga.
Madre por elección…
Elegir ser madre, implica poner alma, corazón y consciencia, frente a esta tarea que, es una tremenda responsabilidad y si bien el resultado que tenemos en la humanidad de hoy en día, no depende 100% de este ser llamado mamá, gran cantidad de aspectos de y para la vida, sí pasan por su nombre y obra.
En estos últimos años he filosofado intensamente en lo que significa cumplir el rol de madre, no solo para mi hijo, sino en cómo esta tarea contribuye y aporta realmente a la creación de un mundo mejor. Criar hijos con ternura y firmeza al mismo tiempo, con valores realmente significativos que aporten en el mundo actual, en el cual nos desenvolvemos y con una mirada de transformación hacia algo mejor, a veces se convierte en una verdadera encrucijada.
Quién no se ha rodeado de adultos que no son sino niños malcriados, absurdos a la edad que llevan y que si tienen poder, son sin lugar a dudas peores personas. Quién no ha visto a cada paso que da, el desamor y lo que en Ecuador llamamos “viveza criolla”, para referirnos a la persona que hace mal las cosas o por la vía torcida y “rápida”, para lograr envolver situaciones.
De la madre dependen muchas cosas, mientras los hijos son pequeños, pero lo cierto es que cuando llegamos a ser jóvenes y adultos, la responsabilidad es totalmente nuestra, en asumir el cambio que nos corresponde, en transformar pensamientos y acciones.
El regalo ideal…
Creo que la mejor forma de celebrar a la madre, no solo es hacernos cargo de nosotros mismos, sino de deslindarnos de todo el conflicto, dolor o vacío que esta relación pueda engendrar en cada uno y para quienes tienen un lindo recuerdo o una buena relación con su madre, disfrutarla intensamente, mientras el viaje de la vida no termine. Para quienes tienen a su cargo la formación de seres humanos, intenten transformar y transcender todo eso que es necesario, para formar personas felices y completas.
A mí me ha puesto a prueba todos los días la labor de la maternidad, que elegí desde el amor y que ahora la interiorizo con pasión. Sin embargo confieso, que ahora entiendo que por más bien o mal que uno lo haga, la ley de la naturaleza dispone que los hijos siempre tendrán vacíos que superar y transformar, sino ¿cuál sería el sentido de la vida?
Me impactó profundamente una reflexión que escuchaba hace un par de días, que decía: “Los hijos te escogen desde antes de venir al mundo, por todo eso que NO les podrás dar. No te escogen por lo que sí, porque eso es lo que vienen a aprender”.
Feliz día entonces, a quienes con alegría asumen cada día este reto, mi consideración y respeto a quienes luchan en medio de las adversidades y sus propios temores. Mi reconocimiento profundo a todas quienes ejercen el poder de elegir y transformar vidas a través de la maternidad, a todas quienes crian hijos en otra frecuencia.
Pienso. Creo. Escribo.
Muy acertada tu reflexión Pauli. La importancia de valorar a ese ser por el cual estamos en este planeta. Considerar que no sólo es estar con ella en eventos como estos, sino en todo momento, porque ahora toca a sus hij@s hacerlo por AMOR
Así es Lilia, esa elección realizada nos permitió estar aquí. Te abrazo fuerte.
Que hermoso querida Pauli, te recuerdo con mucho cariño y te deseo un feliz día de la madre. Estoy segura que eres una madre ejemplar y amorosa y una mujer maravillosa. Como se parece tu hijo al Elías, es increíble! Dios los bendiga! Un saludo desde Alemania!
Cristina (Maní) como me decían en los scouts!
Gracias Cris, qué gusto saber de ti y que hayas podido leer este artículo. Si él es mi compañero y un maestro en mi vida. Te recuerdo también y te mando un abrazo fuerte.