De la paternidad podría decir que existen tantas y tantas creencias, unas acertadas y otras no, unas que han sido construidas desde las experiencias excepcionales y otras que se afianzan desde lo común.
El rol del padre en la vida de los hijos marca el relacionamiento futuro que llegan a tener con el mundo exterior, con la abundancia financiera en la vida y con esa parte afectiva, a veces tan escondida en nuestro interior.
Muchos hijos ven en su padre una figura de autoridad y un modelo a seguir o desafiar, las hijas, por ejemplo, aprendemos cómo tratar y ser tratadas, en una relación de pareja. El padre a veces se pinta como el héroe en la vida de los hijos, el que impone la disciplina o el que inventa las reglas.
Lo cierto es que el rol que la sociedad le ha impuesto al padre, le ha convertido en un ser incomprendido, porque la generación de vínculos con sus hijos, es muy diferente al que establece la madre, que es quien los lleva en su vientre y los trae al mundo, lo que hace que la paternidad sea más compleja, ya que el relacionamiento inicia y se construye desde lo externo, después de que vienen al mundo, para interiorizarlo poco a poco en lo que significa ser papá.
Aprendiendo a ser papá…
Quizás entre las relaciones más complejas y emotivas, está la que se origina con el padre, que va más allá de si fue un padre existente o ausente, y si a eso le añadimos ideas preconcebidas y un tinte de machismo, resulta muy complejo “ser papá” y construir paternidad responsable, amorosa y de conexión afectiva con los hijos.
Como todos en la vida, el padre no está exento de cometer errores y lo cierto es que, sobre sus hombros, reposa un inmenso desafío al asumir un rol, muchas veces impuesto desde las tradiciones, la cultura y las distintas modalidades existentes en el entorno.
Siempre habrá las dos caras de la moneda, una en la que el padre se mira como “el salvador” de la familia, no solo porque sea el que provee y dicte las reglas del juego, sino porque toma muchas de las decisiones y configura así la vida de la familia; y la otra como ese ser humano, lleno de dudas, miedos, inseguridad e imperfecciones.
Hay quienes no escogieron ser padres y les tocó asumir una responsabilidad para la cual no estaban preparados o no querían tenerla. Para otros, ser padre es demostrar que “sí se pudo”. Hay quienes eligen no serlo y a quienes les aterra solo pensar que podrían afrontar un juicio de alimentos. Otros definitivamente se sienten realizados como papá y hacen de todo para ser felices y criar hijos felices.
El vínculo con papá…
El aporte que recibimos de esa relación paternal, se encuentra en la esfera pública por así decirlo, donde construimos quiénes somos y cómo aplicar el instinto de supervivencia, pero también está en todo eso que recibimos afectivamente, en los momentos compartidos y en las enseñanzas obtenidas.
En la actualidad se ven muchos casos de padres que intentan ser cercanos a sus hijos y no necesariamente en el plano físico, sino más bien en el emocional y afectivo, donde la edad del padre y sus hijos no define el tipo de relación que lleven.
La vida está cambiando y transformándose todo el tiempo; y con ello viene un sinnúmero de posibilidades, donde tanto padre y madre hacen un trabajo en equipo, se reparten las tareas, los gastos de manutención y la crianza de los hijos. Sin embargo, el afecto y la cercanía, es el resultado de una conexión construida y mantenida.
Sea lo que sea, que nos haya tocado vivir con nuestro padre, la responsabilidad de identificarlo para sanarlo y transformarlo, como adultos, es totalmente nuestra. Hay quienes incluso experimentaron la partida de su padre y siguen albergando sentimientos de ira o resentimiento, así como quienes siguen esperando a que su padre venga a remediar algo que ya pasó.
El rol del padre se transforma y siempre impacta en la vida de los hijos, porque es único y cada vez son más los ejemplos de padres que conectan con sus hijos. Claro también hay quienes esquivan la tarea y sus responsabilidades, pero como dicen los expertos: los hijos te escogen desde antes de venir al mundo, no por lo que les darás, sino por lo que NO podrás darles, ya que esa es la lección que desde lo espiritual y lo material, venimos a aprender.
Feliz día…
El día del padre se conmemora con menos algarabía e intensidad en relación al día de la madre, no obstante, los efectos de su presencia o ausencia, sea física o emocional, son de alto impacto en la vida de los hijos.
Es por eso que más allá de un día conmemorativo, que no es sino un pretexto para poder reflexionar sobre estas cosas, vale reconocer el aporte que dan en nuestra vida, así sea con su ausencia, porque eso es lo que venimos a superar.
Agradecer su existencia en sí misma, es fundamental. Todo mi afecto y cariño a mis amigos que con su paternidad aprenden a ser mejores seres humanos cada día, a mis compañeros que encuentran en ese rol su verdadero desafío, a quienes aún quieren experimentar la paternidad y por supuesto a mi padre, quien, con su forma de ser, su estilo propio y su cariño, incluso ahora como adulta me conmueve, no puedo sino decirle gracias por todo lo que he vivido, porque cada instante, recuerdo y lección aprendida, tiene tu esencia. Felicidades…
Pienso. Creo. Escribo.
Parte de no tener ese manual lo vuelve entre misterioso y riesgos o la incertidumbre se apodera y es una duda que llevarás toda tu vida, porque el producto lo verás cuando estés al final del camino, cuando tengas ese manual escrito recién sabrás si lo hiciste bien.
Muy buen artículo Pauly, con un café como que será podrá continuar con este y otros temas, un gran abrazo
Como dice la frase, el camino se hace al andar, esperando dar lo mejor siempre, todo aquello que les permita a los hijos a aprender a no depender de nosotros, es una enseñanza dura, pero necesaria. Te abrazo fuerte y claro que sí, continuaremos filosofando más temas.