Me he dado cuenta de sobremanera, cómo el diálogo interno, a veces interminable, influye directa y profundamente en la calidad de vida que llevamos.
Así como el poder que tiene la palabra para construir o destruir, los pensamientos propios y cómo nos hablamos a nosotros mismos, crea nuestras realidades.
Contarnos una historia diferente de nuestra vida y circunstancias, donde podamos a partir del propio pensamiento, entender que los cambios son posibles, es un proceso simple, pero no sencillo. Si hacemos consciencia de todas las horas que practicamos el diálogo interno, con los más de 50 mil pensamientos que atraviesan por nuestro cerebro cada día, podríamos construir nuevos escenarios.
La forma en cómo asentimos las situaciones y cómo nos hablamos a nosotros mismos a partir de ellas, crea nuestro entorno emocional y circunstancial. Yo diría que romper con todo eso que nos ha sido dicho es un tremendo trabajo, cada vez más necesario de hacer.
¿De dónde vienen las historias?
Nuestros padres nos contaron las historias de vida, a través de distintas frases, para intentar explicar cómo es que ellos las vivieron y les resultó, nuestros abuelos se la contaron a ellos y así sucesivamente, en una cadena irrompible aparentemente, de cómo es que todo sucede. Con frases como “la vida cada vez es más dura” o “que sea lo que Dios quiera”, nos condicionaron en las elecciones, provocaron frustración o decepción y peor aún, creemos que esa, es la historia de vida y nos la seguimos contando.
Contarnos a nosotros mismos un cuento distinto, que desafíe esas creencias milenarias, que se han traducido en pensamientos limitantes e ideas preconcebidas, puede ser una gran posibilidad de entender nuestro propio mundo y sus circunstancias. Todo es posible, si entendemos desde dentro de nosotros mismos primero, que la responsabilidad y elección está solo en nuestras manos y en los pensamientos que generamos y creemos.
Las historias se construyen muchas veces, a partir del miedo ajeno, de las “malas” experiencias que tuvieron otros, pero si por un instante nos diéramos permiso de resignificar todo eso y crear nuestra propia historia de vida, definitivamente el cuento sería diferente.
Empezar a darle un giro a las historias internas que nos contamos, probablemente cause miedo e inseguridad, incomodidad e incertidumbre, ya que significa contraponer todo eso que nos han contado desde siempre.
¿Y si cambiamos las historias que nos contamos?
Piensa en todas las historias que te has contado en tu día a día. Todo eso que te condicionó a sentir y a hacer algo en particular. Cuántas historias de esas te crearon culpa, duda e infelicidad. Tres emociones totalmente inútiles que muchas veces no fueron parte de ti, sino de un discurso adoptado de otras personas.
La gente dice cosas y nosotros terminamos creyéndolas, como cuando nos dijeron que las respuestas están afuera y no en nosotros, cuando nos hicieron creer en la suerte, en el amor romántico, en los corazones rotos o en la vida dura y cruel.
¿cuántas veces podemos ver la belleza colateral, en medio de un evento complejo? Hablarnos con paciencia, con compasión y hasta con ternura, sin juzgarnos y castigarnos, es la posibilidad de construir nuestras propias realidades.
Cambiar la forma en cómo te cuentas la historia de tu vida, es crecer internamente, potenciarte y transformar tu realidad.
El meollo de la vida, es hacer cada uno su propia experiencia, sin embargo, casi siempre prestamos oídos a quienes, desde su experiencia, tratan de vivir la vida de otros. Lo que yo sí diría que es realmente útil y sabio, es aceptar el consejo y la guía de quien ya está, donde tu quisieras estar, aplica para cualquier aspecto en la vida, ya que esas son historias que inspiran y nos mueven a ir tras esos sueños.
Como dicen los expertos, no hay decisiones buenas ni malas, solo experiencias a ser vividas.
Qué tal si…
De las historias que nos contamos a nosotros mismos, viene el tamaño del drama que vivimos, las relaciones que tenemos, el trabajo que hacemos, los hijos que criamos, el ego que cargamos y la responsabilidad que asumimos.
Qué tal si, en lugar de decir que “porqué a mí”, dijéramos “para qué a mí”. Qué tal si, en lugar de decir “me rompieron el corazón”, dijéramos “el corazón se abrió y ahora le cabe más amor”. Qué tal si, dijéramos “gané cuando perdí”, en lugar de vernos y sentirnos como una víctima de la vida y sus circunstancias.
Definitivamente esto es romper con los paradigmas de vida que nos han sido dados, que hemos heredado y que voluntariamente queremos seguir manteniendo. ¿Qué tal si construyéramos una historia diferente? Yo diría que empieza por mirarse a uno mismo y pensar cuánto nos ha servido ese discurso interno que hemos mantenido, cuánto les ha servido a nuestros padres, maestros y amigos. Pero sobre todo pensemos cómo ha funcionado eso para nosotros mismos.
De las historias que nos contamos a nosotros mismos, depende todo en nuestra vida. Reconoce y cuéntate lo genial y fuerte que has sido, el ser maravilloso que eres, el poder interno que hay en ti. Porque todo empieza por uno mismo, haciendo nuestra propia experiencia, más allá de lo que el mundo te ha contado.
Pienso. Creo. Escribo
Poly, interesante el análisis sobre una historia diferente, a parte de buenas o malas decisiones que moldean nuestra vida, qué pasa con las personas que quieres que sean protagonistas en tu historia, estás tú en la historia de ellos? Cada día sales a escribir un capituló de tu historia con certezas y dudas, pero, quien escribió el guion?
Mucho por conversar, tal vez con un café fluya mejor
Un abrazo
Bolivar
Además, el contar una historia diferente puede gustarte más!! Un abrazo fuerte. Gracias por tu lectura.
Si que acertado el tema mija reescribir la historia diría yo resaltando más lo bueno lo que nos lleno lo que nos llevó a sentirnos únicos y aceptarnos perfectos sabiendonos imperfectos. Me encanta lo que escribe mija continúe y avance más ya tiene la fórmula. Un abrazo gigante.
Reescribir nuestra historia puede ser tan liberador qué es como si tuviéramos una nueva oportunidad para vivirla, desde un lugar más amoroso y compasivo con nosotros mismos. Abrazos y cariños siempre!!