Octubre tiene una particularidad, al provenir su nombre del latín, idioma en el que significa «ocho meses» y sin embargo ser el décimo mes en el calendario gregoriano. Este detalle me sorprende por primera vez y de manera personal, al ser octubre un mes en el que sumo años y recuerdos a distintos sucesos.

La conocida frase “la nueva vuelta al sol”, para referirse al cumpleaños de una persona, engloba de alguna manera la analogía que hace, al fenómeno natural en que el planeta Tierra tarda 12 meses en girar alrededor del sol.

Muchas cosas ocurren y otras dejan de ocurrir. Yo diría que celebrar el milagro de estar vivo y haber logrado dar esa vuelta al sol, amerita reconocer lo afortunados que hemos sido.

Quizás uno de los eventos más controversiales con uno mismo, cada vez que esta vuelta al sol se cumple, es mirarnos no solo hacia afuera, donde seguro las canas o arrugas empiezan a delatar el tiempo y paso por la vida, sino mirarnos hacia dentro. Lo divertido de este singular encuentro, es que nunca deja de sorprendernos, de mostrarnos todo eso por lo que hemos pasado y que de alguna forma hemos elegido.

Así como después de la tormenta llega la calma, con los años llegan las reflexiones y las enseñanzas, que a toda costa sacan lo suyo. Como cada año, cada día y cada instante, mi mejor tributo es agradecer, por cada cosa vivida, incluso cuando al principio algunas de ellas se sienten y se ven con algo de frustración o inconformidad, quizás uno de mis descubrimientos personales que trato de poner en práctica, es aprender a mirar la belleza oculta que hay en cada una de esas cosas.

No podría dejar de lado, mi agradecimiento por los vínculos que he formado en esta vida, incluso aquellos que aparentemente se pintan sin sentido. Indiscutiblemente hay vínculos que amo, como los que tengo con mi familia, donde he creado mi origen, la forma de ser y de relacionarme con el mundo. Con mi hijo, mi gran maestro de vida.

La vida está llena de vínculos, unos seguros y otros no tanto, pero la vida es como un rompecabezas que se va armando cada día, donde a veces las piezas no encajan, otras se pierden, pero finalmente es necesario armar el cuadro completo, para apreciar lo construido; y como dicen los expertos, no se trata de llegar a la meta, sino de valorar la persona en quien te conviertes al perseguirla.

Este año viene siendo precisamente el resultado de esas elecciones que he realizado, de los vínculos que he formado, de los aprendizajes que he madurado y de todo lo que continúo sembrando.

Cada día hay mucho que aprender y emprender, que sanar y disfrutar, que trascender para encontrar ese ansiado equilibrio, pero sobre todo ir hacia el encuentro con uno mismo, ese encuentro del que nadie puede librarse, celebrar ese amor por uno mismo, que es una promesa de una mejor existencia, donde podamos aprender a mirarnos con compasión, paciencia y deleite por todo lo que somos.

En este octubre 2023, guardo en mi corazón el recuerdo permanente de quien acompañó gran parte de los mejores años de mi vida. En su décimo cuarto aniversario de partida, mi amor contigo siempre. Y hago eco en este mismo mes, de que la vida es ese maravilloso milagro, que ocurre a cada momento y cada día. Una oportunidad que se nos obsequia.

Entonces… ¡que este 23 de octubre vengan esos 44 años! que sumando los números dan 8 y que girándolo puede verse como el símbolo del infinito, que no es sino, las inmensas posibilidades de ser y hacer.

Pienso. Creo. Escribo.