Los sucesos que ocurren en nuestra vida nos revelan internamente de lo que estamos hechos; los accidentes nos muestran lo vulnerables que somos; nuestra capacidad o incapacidad de respuesta y acción, frente a distintas situaciones, nos muestra esa persona en la que nos convertimos, pero más allá de todo ello, entre los altos y bajos, la vida nos muestra que puede ser fugaz y que es para vivirla aquí y ahora.
Después de haber sufrido en estos días un accidente de tránsito, producto de la jornada laboral y entre la infinidad de reflexiones y críticas que esto me trajo, la más profunda se relaciona con el “aquí y ahora”.
Es increíble cómo en fracciones de segundos puede terminar o cambiar, todo lo que eres, lo que sientes y los sueños e intenciones que probablemente tienes en la vida. Como bien dice un amigo mío “la desgracia ocurre en cuestión de segundos”.
De este nuevo tipo de shock, provocado por lo evidentemente inesperado que resulta ser un accidente, que no te da tiempo a pensar, reaccionar o ponerte en paz con todo, aprendí que lo que más anhelo, es vivir mi vida, aquí y ahora, con todo lo que traiga y con todo lo que es; y dejar de esperar por el cambio, por las personas, por las probabilidades inertes.
Esa fragilidad de la cual estamos hechos, no solo nos desarma en un momento de crisis, también nos fortalece cuando logramos salir de él; y en este punto, no puedo dejar de decir que muchas veces nos dedicamos a vivir en el conflicto, nos “encariñamos” y volvemos adictos a él, desperdiciando un tiempo valioso en la vida, que cada vez es menor.
Una de las cosas más curiosas que recibí a partir de este acontecimiento, además del susto y la falta de empatía, fue el mensaje escondido por así decirlo, de una manera fuerte, imprevista y paranormal.
Quiero contarles que, de alguna manera, presentí este suceso, llevo presintiendo algunos desde hace varios días. Esa vocecita que nos susurra cosas, sentimientos y demás, es muy sabia, pero la mayoría de las veces no logramos entender con claridad lo que nos quiere decir o de lo que nos quiere alertar.
Estamos a punto de finalizar un año calendario más, con la evidente invitación colectiva a pensar y evaluar nuestros logros, nuestros sueños y qué tanto hemos avanzado para conseguir o por lo menos acercarnos a esa vida que tanto añoramos. Para mí, este accidente me transportó una vez más a esa introspección. Fue el momento, el espacio y las personas que me acompañaron en ese instante, lo que me hizo mirar el contexto de lo absurdo que puede ser todo, lo efímero, la indolencia y también la fortuna, la ventaja y la suerte.
Cuando perdí a esa persona especial en mi vida, esa que era mi vitamina, pensé que había entendido todo esto de lo que les hablo hoy. Sin embargo, los humanos somos de memoria corta, para algunos aspectos y a veces olvidamos lo que es realmente trascendental en nuestra existencia. Dejamos de lado lo valioso, lo incomparable y nos enganchamos en la rutina, los problemas, los desaciertos.
Siento que esta nueva oportunidad de vida, estuvo guiada por mis mensajeros alados, me trajo nuevas respuestas a las mismas inquietudes y una profunda reflexión.
“Tomar la vida por los cuernos” significa mirar hacia dentro, descifrar y descubrir, qué es lo que la vida me quiere decir, a través de los distintos acontecimientos, para generar los cambios necesarios y no esperar a que lleguen por inercia. Vivir aquí y ahora, implica ubicarse en el presente, generando la suficiente consciencia para reconocerlo, para amar lo que tienes y soltar lo que no aporta más en tu vida.
Desde ya, les deseo una larga y feliz vida, sepan que un nuevo año, no depende de una fecha en el calendario, para iniciar con nueva energía. Todos los días son un buen momento para vivir intensamente, con alegría y con amor, reconociendo que nuestro tiempo es finito.
Pauly, me alegro que hayas salido bien de este acontecimiento. Es verdad, los cambios debemos hacerlo con decisones, con giros de timón … Enrostrando el miedo, mirándole a los ojos. Gracias y que cada día estrenemost una nueva Vida 💖
Así, es y a veces la vida nos da sacudones para reaccionar y ponernos de cara hacia nosotros mismos.
Abrazos Sandrita!