Sentir que un final se acerca siempre estremece y otras veces alivia. Hay finales que solo llegan, sin aviso previo y no dan tiempo, ni treguas para filosofar en nada, otros finales son como una crónica anunciada, en palabras de García Márquez.
Yo creo que si tenemos la oportunidad de mirar, sentir y vivir de cerca «los finales», podríamos abrazar todos los más profundos sentires de nuestra vida.
En medio de la clásica celebración navideña, visité a quienes ya no están físicamente en mi vida y me puse a pensar en lo simple y concreto que se traduce este acontecimiento para quienes nos dejan; y recordé una vez más, en lo complejo que es digerirlo para quienes nos quedamos. En medio de espacios de columbarios, donde se encuentran mis abuelos, pensé en lo que queda, cuál es el legado que dejan cuando se van y cómo hubieran querido ser recordados.
Es increíbe cómo las personas después de que se van de nuestra vida e incluso cuando dejan por completo el plano físico y terrenal, nos siguen enseñando cosas y poniendo a prueba nuestra voluntad e inteligencia. Esta visita, me mostró lo afortunada que fui al haberlos tenido en mi vida y cada momento compartido con ellos, pero sobre todo, la invitación a vivir plenamente el tiempo que aún queda.
Mientras hay vida podremos ser y convertirnos en lo que queramos, dar a los demás y a nosotros mismos todo aquello que decidimos. Recordar con nostalgia las conversaciones, el cariño y los consejos que recibí de mis abuelos, llena mi mente y corazón de gratos momentos y a la vez me muestra la inclemencia del tiempo transcurrido.
Entonces, en la víspera de un final más, en la típica espera del 1 de enero próximo, vale hacerse la pregunta: ¿quién está cerrando este año? ¿Cuánto hemos aprendido y crecido emocional y espiritualmente? ¿Cuánto han cambiado esas circunstancias no deseadas? Y sobre todo ¿cuántas limitantes se han convertido en posibilidades?
El 2023 seguirá siendo un año de transformación para la humanidad, que en medio de lo ya conocido, traerá desafíos, oportunidades y aprendizajes, a todo nivel.
Mi deseo para ustedes y para mi, no solo para el 2023, sino para cada día sin importar si es 1 de enero o 15 de julio, es aprender a vivir una vida con coherencia y armonía, entre lo que se piensa, se siente, se dice y se hace, porque solo ahí, está la clave de la felicidad.
Porque el final es solo un comienzo…
¡Bienvenido 2023!
Muy acertado y muy bien expresado Mija querida muchos que sevan y que nada hicieron son alabados por los que quedan y ven legados donde no hay nada pero otros su legado más grande sin ser reconocido es haber vivido con nosotros y set importantes en nuestro recuerdo y sentimientos y no hay final.
Si quienes dejan huella en nuestra vida y aportaron mucho en ella siempre serán recordados con amor. Agradecer por lo vivido y compartido es el mejor tributo que podemos hacer. Abrazos fuertes!!