He pasado un par de días estudiando “aceptología”, una palabra que me llamó la atención, no solo por su particularidad y desafío para la Real Academia Española al no existir en el diccionario, sino sobre todo por lo que, desde otro ámbito en la vida, esta palabra puede significar.
La aceptología tiene de ciencia y sentido común, pero sobre todo de espiritualidad. No es sino la capacidad de aceptar la vida y lo que viene con ella. Suena coherente, pero en realidad si nos ponemos a pensar, cuánto de aceptación consciente practicamos a diario en nuestra vida, para liberarnos de mil cargas, que van desde lo económico y material a lo emocional, nos sorprenderíamos con la respuesta.
Aceptología según Gerardo Schmedling, consiste en aceptar que lo único que sí puedo cambiar y transformar es la interpretación que hago de las cosas, y la actitud con la que las afronto.
Desde mi perspectiva donde intento hacer cambios significativos en mi manera de pensar, sentir y actuar, para coexistir con coherencia, les diré que aceptar lo que la vida nos pone en frente no siempre es un plato que se disfrute, porque los seres humanos tenemos la manía de juzgar, culpar y responsabilizar a otros, por lo que nos pasa o lo que no nos pasa.
Es más fácil culpar al gobierno, al jefe, a los familiares, a los amigos y por supuesto a la pareja, de todo aquello que nos causa infelicidad o por lo menos nos provoca inconformidad. Lo cierto es que, en medio del vicio de juzgar y culpar, no aprendemos a ver que todo, absolutamente todo lo que nos sucede, es parte de un aprendizaje que vinimos a experimentar. Y claro, como ya lo había dicho antes, somos el resultado de nuestras propias decisiones.
¿De qué va la aceptología?
Lo más fascinante y revelador de la aceptología, es que conduce al camino de la paz y la felicidad, es la única vía para dejar de lado el sufrimiento autoinflingido. No saben cuánto resonó esto conmigo y es por eso que a través de este espacio, disfruto compartirlo con ustedes.
Es increíble cómo podemos pasar días, meses e incluso años, no aceptando la vida como es y los hechos tal y como llegan y se manifiestan. Aceptar es la real posibilidad de empezar a ver las cosas de la manera como son, de liberarnos de cargas y sentimientos innecesarios. Aceptar es el inicio de la transformación y liberación.
Aceptar a las personas, a las circunstancias y a todo aquello que nos incomoda y nos causa conflicto, es un proceso que inicia con la introspección.
Un amigo me decía, estos temas son para consciencias elevadas, no es fácil de entender y yo creo que en cierta medida tiene razón, pero también les diré, que, solo haciendo nuestra propia experiencia, podremos mirar los hechos, donde todo fluye y es claro, donde estas palabras tienen sentido. Es real, después de la tormenta, llega la calma.
Siendo así, les diré desde mi experiencia, que lo que más tiempo me ha tomado aceptar ha sido mi propia circunstancia de vida, mi pasado y cómo desde ahí, fue determinando mi presente y ahora mi futuro. Para poder romper con todas esas creencias erróneas y limitantes que he tenido sobre la vida. Ustedes dirán ¿qué sacas no aceptando tu pasado?, suena ilógico, pero sucede a diario.
En mi caso, por mucho tiempo creí que podía cambiar a las personas, no las acepté tal y como eran, con sus defectos y virtudes. Por muchos años sufrí por una circunstancia irreversible, donde no acepté lo que ese hecho quería mostrarme y enseñarme sobre mi misma. Hasta hace poco tiempo creí, que lo que pensaba y sentía junto a algunas personas, era inmutable. Ahora he descubierto que la aceptación al 100% de lo que es, me ha permitido adquirir perspectiva y sanación.
Aceptar que cada cosa que viene a nuestra vida, es para enseñarnos algo, que tiene un propósito en la búsqueda y aplicación de nuestra misión de vida, no siempre es claro o sencillo. Las personas tendemos a querer precipitar las cosas, a acelerar el tiempo o a retrasar lo inevitable, a cerrar los ojos, para no ver que nuestra realidad es lo que es y como es. ¿Por qué hacemos esto?, ¿Por qué nos causa tanto conflicto aceptar las cosas y la vida como es?
En mi pequeño estudio y acercamiento al tema, desde mi propia y actual experiencia, puedo decir que es porque queremos evitarnos el dolor, saltarnos el proceso y guiados por nuestro ego “protector”, queremos responsabilizar al otro, por lo que no es o deja de ser. Es porque tenemos miedo a lanzarnos y descubrir que somos capaces de crear nuestra propia realidad.
Tomen una circunstancia o un pedazo de su vida y hagan este análisis, pregúntense, porqué una situación les causa tanto dolor o conflicto, porqué no la aceptan. Pero la mejor pregunta que podemos hacer es, ¿para qué estoy viviendo esto?
A mí me tomó más de una década, hacerme la pregunta correcta: ¿para qué?, siempre había llevado haciéndome la pregunta incorrecta: ¿por qué? Pero cuando decidí aceptar que todo lo que estaba viviendo, era parte de un aprendizaje que estaba destinada a descubrir, no solo he podido tener una mirada distinta de todo eso, sino el mejor regalo que este proceso me podría traer: ACEPTAR para evolucionar.
Aceptar que, no podemos cambiar las cosas que pasaron, que no podemos cambiar a las personas (no tenemos porqué hacerlo), que sufrir “solidariamente” junto a los demás, no ayuda ni soluciona nada, es el primer paso para la liberación de nuestro espíritu y energía.
Aceptar que nosotros somos quienes creamos nuestros propios demonios, que somos los únicos que podemos romper con nuestras creencias limitantes y absurdas muchas veces; y que todas las respuestas están solo dentro de nosotros, es algo que se descubre día a día, desde cada espacio por el que transitamos y con la experiencia que cada hecho nos trae.
Cada vez que sientan dolor, conflicto y rechazo hacia una persona o un tema en particular, es porque no estás aceptando todo como es. Hay una gran diferencia entre aceptar y conformarse. Lo uno te libera, lo otro te esclaviza.
Aceptar, puede tomar tiempo, puede traer mil interrogantes, pero cada día que lo vamos reflexionando, no solo va tomando forma, sino que nos entrega las respuestas que tanto habíamos estado buscando. Aceptar tiene que ir de la mano con el análisis de qué es lo que puedo hacer yo con eso, que hoy acepto, para darle sentido y transformación a mi vida.
Aceptar, es evolucionar hacia un nivel más elevado de nuestra consciencia. Aceptar todo como es, requiere de valentía y fortaleza, de sabiduría y carácter, para descifrar el mensaje y obtener el aprendizaje. Entonces desde mi experiencia les diré que el siguiente paso, después de aceptar, es AGRADECER.
En el agradecimiento podemos encontrar, así como en la aceptación, esa alternativa de crear nuevas cosas y situaciones, de adquirir perspectivas y por supuesto dependiendo de la situación, cierto alivio y definitivamente mucha paz a nuestra vida.
Dedico estas líneas a mi “tía patita”, quien acercó este estudio hacia mi, sé que no es coincidencia, pues como dice mi mentor, “el maestro solo llega, cuando el estudiante está listo”.
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