Probablemente disminuir el drama que llevamos por la vida, es uno de los desafíos a los que nos enfrentamos y que nos pone en jaque, donde la reflexión solo llega, así como la calma, después de todo lo dicho, lo vivido, los malos ratos y hasta las palabras que se dicen sin sentirlas.
En resumidas cuentas, el drama que nos caracteriza a la mayoría, como seres humanos y sociales que somos, está presente, para hacernos ver después de que pasó, que en realidad tenemos una tendencia a sobredimensionar las cosas y los hechos.
Entre las obligaciones diarias, los ritmos de vida y los planes que van surgiendo a cada paso, es casi inevitable vivir una dosis de drama, cuando las tensiones se hacen presentes, cuando afrontamos una diferencia con las personas o incluso, cuando intentamos establecer límites.
Pues bien, el punto es aprender a diferenciar el drama circunstancial, de lo que es establecer límites, esto con la intención no solo de cultivar relaciones sanas con quienes nos rodean y son parte de nuestra vida, sino con el afán también de valorar diversos aspectos y crear perspectiva, para que podamos disfrutar más de la vida.
Comprendiendo el dramea
El significado de la palabra hace alusión a una obra de teatro o de cine, en que prevalecen acciones y situaciones tensas, así como pasiones conflictivas. Entonces aplicándolo a la vida diaria, podríamos decir que se trata de esas reacciones, actitudes o situaciones cargadas de emociones intensas y que se perciben como exageradas o teatrales.
¿Quién no ha pasado por situaciones de drama propio y lidiado con el drama de los demás? Entonces, qué hacer frente a ello.
Un punto de partida que me ha servido mucho en la identificación de mis propios dramas, es mirar de dónde viene, cuál es su origen o raíz. Paso a hacerme la pregunta clave, para qué hago este drama y qué me quiere decir esto que estoy sintiendo ahora.
Confieso que a veces uno tarda en llegar a esta indagación y sobre todo a obtener las respuestas que ayuden a establecer nuevamente el equilibrio. En este punto es vital reconocer eso que estamos sintiendo y darnos el permiso de expresarlo.
Hacer drama y expresarlo, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a saber lo que estamos sintiendo y aprender a manejarlo, cuáles y cómo son nuestras reacciones frente a lo que sucede. Detenerme a mirar qué es lo que puedo cambiar frente a lo que siento.
Cómo dejar el drama
Vivir una vida más ligera y alegre, con menos estrés y presión, podría ser una gran motivación para ir dejando el drama de lado. Vale aclarar que no se trata de perder de vista las cosas y situaciones, sino más bien generar perspectiva.
Analizar las reacciones que tenemos frente a lo que nos sucede, saber si se trata de reacciones a situaciones o de emociones intensas que nos poseen a tal punto que nos dejamos llevar.
Soltar las expectativas, es una buena alternativa para evitar lidiar con la frustración y por ende dejar de caer en el drama.
Desarrollar prácticas que ayuden a la relajación como respirar o meditar, puede ayudar a manejar situaciones de estrés.
Para evitar caer en el drama, desde mi experiencia personal, puedo decir que comunicar lo que sentimos, de manera cortés y asertiva, puede ayudar, no solo a exteriorizar nuestras necesidades, sino también para evitar caer en el juego de la culpa después.
Al expresar las necesidades, es inevitable establecer límites, lo que ayuda también a conocernos, a aprender a decir no y proteger nuestra energía, así como también a tener la claridad de que no es posible complacer a todos.
Recuerda lo esencial de la vida…
Desde mi reciente experiencia dramática, pude hacer un análisis de todo lo que había sucedido y me había ocasionado molestias e incomodidad, para pensar en lo que es fundamental en la vida. No dejaré de decirles que suena simple, pero en la práctica se torna complejo, sobre todo si nos dejamos arrasar por las emociones del momento.
A veces sobredimensionamos las cosas, queremos controlarlo todo, no ceder ni un poco y no sabemos cómo expresar realmente nuestra incomodidad, que puede ser muy válida, pero se trata de encontrar las mejores maneras para lograrlo.
En este sentido la reflexión en el momento crítico puede ser: “A veces pasamos peleando por cosas absurdas, mientras hay quienes están peleando por su vida”. Entonces, nos invito a tener esa mirada 5D, donde dejemos de victimizarnos, reconozcamos que hay cosas que no están bajo nuestro control y tener la capacidad de conciliar adaptación, sin perdernos de vista y generando perspectiva.
A veces queremos tenerlo todo bajo nuestro control, por lo que se trata de aprender a aceptar las cosas. Disminuir el drama en nuestra vida, es un proceso paulatino, donde podemos aprender también, a ser pacientes con nosotros mismos.
Al final, se trata de crear perspectiva sobre las cosas, aprender a poner límites, sin hacer dramas innecesarios, que todo lo que ayude a conocernos sea valorado, para hacer valer lo que sentimos y pensamos, sin herir a los demás.
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