Desde el plano emocional que a veces está acompañado de metáforas, para ejemplificar emociones y estados de ánimo, les quiero contar hoy, que hay sucesos en la vida, que nos golpean en lo más profundo, nos rompen por dentro y así es como sentimos que topamos fondo, yo diría entonces y metafóricamente, que es como caer a un pozo sin una gota de agua.
Haciendo eco de las palabras anteriores que había compartido con ustedes, donde les decía que siempre es un buen momento para volver a empezar, también hay las ocasiones en que, junto con el término de un año calendario, muchas cosas también llegan a su fin.
Soy protagonista de esta última línea, el término del 2021, me trajo el final de un ciclo a mi vida y entonces pensé, que si el inicio de un nuevo momento, coincide con el comienzo de un año, es una señal divina.
Muchas veces por no decir la mayoría, la nostalgia que llega a invadirnos, por el final de un tiempo, de un ciclo o un momento de la vida, nos deja pensativos y nos marca; y si a esto le añadimos un poco de verdad oculta que resulta ser descubierta, para entregarnos aprendizaje con dolor, yo diría que es así como se siente la muerte, porque dentro de nuestro instinto más primitivo y nuestra mente reptiliana, nos sentimos totalmente devastados por el huracán de emociones fuertes que ciertos sucesos provocan.
En este momento recordé una frase que dice: “la muerte es solo el comienzo” y con ella creo que después de topar fondo, no nos queda sino salir de ahí, escalar ese pozo con fuerza, paciencia, optimismo y sin miedo a enfrentar los resultados de nuestra propia evolución.
Curiosamente, relacionamos el dolor con la muerte, cuando en realidad el dolor y el miedo, solo nos recuerdan que estamos vivos. A veces la decepción y la ira con nosotros mismos, matan esa alegría y esa ilusión, para poder mirar todo lo bueno que hay detrás de un momento duro, porque hay enseñanzas que necesitan ser digeridas lentamente, pero sin lugar a dudas también, existe emoción por todo lo nuevo que vendrá.
Entonces, desde esta perspectiva, puedo decir de manera no muy radical y más bien algo pintoresca, que la vida después de la muerte, se siente como esa oportunidad generosa, no solo para poder hacer de manera diferente las cosas, sino como un regalo, una página en blanco que con ansias espera ser escrita y llenada con la sabiduría que, con inteligencia y esfuerzo, traemos del pasado.
La vida después de la muerte llega de manera lenta, para darnos el tiempo de interiorizar y entender que todo lo que pasó, no es sino el resultado de un sinnúmero de decisiones tomadas, una cosecha de tantas acciones y elecciones que fueron sembradas y que, sin riesgo de ser erróneas, están ahí para mostrarnos de lo que estamos hechos.
El universo actúa a veces de maneras inesperadas y misteriosas, pero es perfecto, el tiempo es relativo cuando se trata de entender precisamente estas premisas. En este espacio de inspiración que comparto con ustedes, desde lo más profundo que yo siento, les diré que la vida después de la muerte, también se siente como si una gota de agua cayera en medio del desierto.
La muerte llega con desilusión, con confrontación y simplemente de manera implacable y tajante, pone fin a lo que debe ser terminado. La vida nace en medio de todo ese drama, porque es ahí donde la muerte es tan solo el inicio de algo nuevo y está solo en nosotros aprender la lección, para que no vuelva a ser repetida.
Cuando esa persona especial que tenía en mi vida falleció, sentí que una buena parte de mí se fue junto con él, literalmente en este punto se trató de una muerte como tal, pero hay muertes que también se sienten en vida. Experimento precisamente esta segunda, donde una parte de mí también se ha ido y ahora entiendo que, para ser una nueva versión de mi misma, la anterior tiene que morir. En esta ocasión el contexto es totalmente distinto, pero la esencia es la misma, a la hora de sentir la vida después de la muerte.
A veces creemos que al dar lo mejor que tenemos de nosotros mismos, lo recibiremos también de los demás; y aunque esto no siempre sucede, vale reconocer que a veces nuestra misión con las otras personas, es simplemente ser una luz en sus vidas y camino, aunque eso nos traiga dolor.
Siempre tendremos la elección de escoger la vida, después de la muerte y volver a empezar.
Un tema difícil tomado con valor dulzura y claridad tenemos la responsabilidad de la vida y de interpretarla lo mejor en honor a estar vivos mija le felicito me llegó como todos sus escritos continue
Si, creo que lo más triste es la muerte en vida, pero siempre tendremos la elección en nuestras manos de cómo querer vivir cada día. Gracias por tu lectura siempre, te abrazo a la distancia.