En estos días me quedó resonando una frase poderosa: “Lo que resolvemos dentro, manifestamos afuera”. Haciendo eco de estas sabias palabras, me ubiqué precisamente en lo que significa y lo que por varios días había venido experimentando.
Creo que en gran medida y por diversas situaciones y contextos, a veces nos guardamos sentimientos, se nos atoran las palabras y hasta las personas. Entonces me pregunté con todo este antecedente: ¿Qué significa resolver las cosas dentro, para manifestarlas afuera?
Presiento que va más allá de gestionar las propias emociones, que ya de por sí, es una inmensa tarea, sino que además significa “darle movimiento práctico”, por así decirlo, a eso que no hemos logrado resolver, haciendo un reconocimiento claro de qué es lo que nos conflictúa y para qué se está presentando en nuestra vida.
Los seres humanos a veces podemos ser volátiles, tenemos momentos altos y otros bajos, pero no siempre logramos mirar esto y tendemos a buscar las respuestas fuera de nosotros y no dentro. Y lo más “fácil” y convencional: culpamos a los demás por lo que estamos sintiendo.
Me atrevo a compartirles un fragmento de mis recientes días, donde esta frase se acuñó de tal manera en mi sentir, que fue como ver la luz en medio de un buen tramo de oscuridad.
Entre las absurdeces y superficialidad del ambiente laboral en donde me desenvuelvo y la profundidad de mis propios pensamientos y sentires, les diré que pasé de un extremo a otro, sin atender lo que era realmente esencial, para gestionar mis emociones y trascender momentos. Para empezar a resolverlo y que se manifestara en mi exterior.
Llegué a tal punto que tuve un episodio de ansiedad y para quienes lo han vivido, sabrán a lo que me refiero. Es ese instante horrible en el que sientes que te pierdes por completo, que el miedo te invade, que tu cuerpo no te pertenece y que el siguiente paso será la muerte o el olvido de quien eres. Afortunadamente pude reconocer esto y supe que tenía algo importante que resolver.
Desde mi propia experiencia, les diré que a veces creamos en nuestra mente un “multiverso infinito”, de posibilidades y expectativas, nos aferramos a resultados que queremos tener o vivir. La frustración inmediata llega, cuando nada de eso se cumple o cuando simplemente dejamos de vivir en el presente, para estresarnos por el futuro o añorar un pasado.
Lo cierto es que lo único real que tenemos para resolver todo lo que nos aqueja, es el presente, es nuestra fuerza interior y nuestra voluntad. A veces el panorama puede ser un poco confuso, a tal punto que nos cuesta demasiado ver que todas esas respuestas que queremos encontrar, están solo en nuestro interior.
En ocasiones nos cuesta mucho reconocer y gestionar ese desentendimiento interno que tenemos y no logramos ponerle un feliz término o por lo menos encausarlo en una ruta más sana. Desde esta perspectiva al fin entendí que, ahí es cuando el universo responde, a lo que uno siente, mas no a lo que uno pide, ya que hacerlo con carencia y estrés, solo nos aleja más de eso que tanto añoramos.
Avanzando entonces, logré “hacer clic”, con esa enseñanza de: “Empieza a ser, lo que tu quisieras vivir”. Es decir, si quiero felicidad, debo convertirme en una persona que es feliz consigo misma. Si quiero seguridad, debo empezar a convertirme en esa persona valiente que confronta sus miedos. Si quiero amor, debo empezar por amarme incondicionalmente.
Solo así lo que resolvemos en nuestro interior, empieza a manifestarse en el exterior. Cuando podemos soltar, seguir sin miedo, poniendo ilusión e intención, en cada cosa que hacemos y sentimos, sucede el cambio y la real transformación, que va desde dentro hacia afuera.
Casi siempre esperamos a que algo externo ocurra en nuestras vidas, para ser felices, para vivir lo que tanto soñamos o para tomar una decisión, sin darnos cuenta de que, solo convirtiéndonos en la causa, lograremos los efectos que queremos.
Cada mundo interno que llevamos dentro, es ese “multiverso infinito”, que nos invita a ser y a hacer. Ese mundo interno es a veces un misterio, pero también es una promesa, de una vida mejor, de una vida maravillosa y feliz, que solo está en nuestras manos construir desde dentro, para manifestarla hacia afuera.
Causar amor propio para tener efectos favorables y no buscar externamente para ser feliz. Gracias por este artículo.
Gracias a ti, por tu lectura, por tus comentarios. Y si, ahí tenemos el reto de buscar y darnos primero el amor a nosotros y desde nosotros mismos. Abrazos.