He pasado por estas tres experiencias: proceso, duelo y pérdida; y si bien cada una tiene su especificidad, también tienen un elemento común: transformación.
El duelo y la pérdida podrían entenderse como sinónimos, yo diría que la diferencia está en la interpretación que le damos y cómo respondamos a ello. Las etapas que estemos dispuestos a afrontar y a sanar.
Soltar a las personas, a las situaciones y a las circunstancias en las que nos sentimos cómodos (aunque sepamos que nos causan infelicidad, nos opaquen o nos maten en vida), es una tarea compleja, pero no imposible, siempre y cuando, podamos verlo como una oportunidad y una luz para cambiar la vida.
Yo me he preguntado si esta “transformación”, como elemento común de estas tres palabras antes citadas, es una respuesta o es un camino. Aún lo estoy descubriendo, pero les diré que la transformación trae cambios, que unas veces aterran y otras alivian.
En muchas ocasiones me he resistido al cambio y esto solo lo ha hecho más persistente, más notorio y a la final, no tuve más opción que Rendirme ante ello, así es, con R mayúscula.
Rendirse ante el proceso con R mayúscula, como dice mi maestro, significa aceptar lo que me está enviando el universo, que es el que sabe lo que necesito para evolucionar. Entonces, yo diría en pocas palabras: admitir todo lo que el proceso me traiga.
Cuando empezamos a sentir y vivir una transformación en nuestra vida, muchas cosas resultan diferentes, a veces pareciera un rompecabezas de por lo menos 300 piezas, nos ocasiona asombro, miedo y algo de incertidumbre, pero a medida que van pasando los días y las experiencias, vamos aterrizando e interiorizando todo aquello por lo que estamos pasando. Vamos encontrando en nuestro interior, esas respuestas y todo empieza a tener sentido y a sincronizar con nuestro ser.
Si lo vemos desde una perspectiva espiritual, cualquier camino que tomemos será el acertado, por todas las experiencias y aprendizajes que nos traerá, para crecer y evolucionar en la vida.
No obstante caminar conscientemente hacia la transformación, es realmente una etapa liberadora y llena de emociones.
¿Pero qué significa afrontar una transformación?
Como lo cité anteriormente: significa Rendirse al proceso, que muchas veces puede resultar inesperado, porque nos mostrará todo aquello de lo que huíamos, desconocíamos, nuestra propia procrastinación y nos probará hasta al máximo, con el afán de tocar nuestras vidas.
Una transformación implica primero, mirarnos hacia nosotros mismos, dejar de mirar hacia afuera y empezar a mirar hacia dentro, dejar de culpar a los demás, a las circunstancias y a la vida, por lo que nos sucede. Es empezar a hacernos responsables, no solo con “responsabilidad emocional”, sino, además, empezar a actuar con “inteligencia emocional”.
La transformación requiere de decisión y valentía, para encarar y responder a las adversidades que puedan presentarse en el camino, requiere de coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace.
Aprender a estar y entenderse a uno mismo, es un buen inicio para la transformación, ya que desde ahí se puede apreciar a manera de relato cronológico, cada hecho, cada cosa y cada decisión, que fueron moldeando nuestro camino.
Para mí, una de las cosas más duras, fue aprender a perdonarme, por todo aquello que no sabía, por ponerme en lugares, con personas y en situaciones adversas, por amar y creer en las expectativas, desde la necesidad y no desde el amor, por dejar de ser mi prioridad. Solo cuando lo entendí, empecé mi propia transformación.
Afrontar una transformación inicia con el cambio del pensamiento, las creencias y las perspectivas, significa dejar de tomarse las cosas de manera personal, dejar de relacionarnos desde la necesidad y las expectativas, pero por, sobre todo, querer ser, pensar y actuar diferente.
Creo que la transformación nunca termina y lo cierto es que mientras más nos involucramos en nuestro propio proceso, mucha gente se hará a un lado, dejaremos de mirar, entender y sentir muchas cosas que antes nos parecían intocables y permanentes.
Simplemente la transformación viene cuando estamos preparados, cuando es momento de evolucionar y empieza a juntarnos con quienes vibran a nuestro mismo nivel.
La transformación llega para decirnos que, entre el proceso, el duelo o la pérdida, hay oportunidades, hay crecimiento y evolución, hay elecciones y que cada cosa llega, para mostrarnos algo nuevo que aprender.
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