“Gracias a la vida, que me ha dado tanto”, dice la famosa canción de Mercedes Sosa, para explicar, entre otras cosas, la magia que llega a través de nuestros sentidos.
Este 23 de octubre que cumplo 42 años, quiero rendir homenaje al tiempo y a esta vida maravillosa, que hasta ahora me ha sido obsequiada.
Desde la numerología el 42 significa cruzar fronteras, tomar riesgos y grandes decisiones. En la tradición cabalística es un número divino. En el sentido espiritual, representa progreso y estabilidad. Los ángeles dicen que significa seguir los sueños y nunca rendirse. Podría decirles que así es como me siento ahora, asintiendo todas esas afirmaciones.
He tenido una vida feliz, en medio de un momento muy duro, que cambió drásticamente mis días y mi vida en general: la muerte de mi esposo que, fue el inicio de una verdadera transformación, que no llegó sino solo, hasta que pude ver, los vacíos, apegos y expectativas que había dentro de mí.
A partir de este suceso, puedo decir que marqué un antes y un después. Una Paulina que fue y otra que empezó a ser. Que extraordinario fue para mí, encontrarme con gente que me ayudó a mirar esto. Bien dicen que algunas personas llegan a nuestra vida para amarnos, otras para abandonarnos y traicionarnos, otras para acompañarnos por un lapso de tiempo y otras para quedarse toda la vida.
Cuando miro hacia atrás en el tiempo, recuerdo todo lo que calificamos como bueno y malo, yo prefiero verlo como lo que marcó mis días. Recuerdo con alegría a quienes me ofrecieron su amistad y cariño, a mi familia como ese pequeño núcleo que me dio todo lo que tuvo.
Recuerdo el día que contraje matrimonio, mi graduación, la tarde en que nació mi hijo, mi primer trabajo, mi primera entrevista, a mi grupo de amigos donde aprendí tanto y hasta no hace poco, la primera vez que sentí roto y traicionado mi corazón.
Si bien el duelo que viví por una muerte totalmente inesperada, me marcó inmensamente, de impacto similar me significó el año 2020 y lo que va del 2021, porque han sido tremendamente fuertes y desafiantes en mi crecimiento personal y espiritual. La pandemia trajo consigo retos y confrontación conmigo misma, cuando tuve que dejar de procrastinar.
Nunca imaginamos nuestra vida con cambios abismales, que nos toquen tan en el fondo, que a veces sintamos que no vamos a poder salir del hoyo en que hemos caído, pero como dice mi mentor, lo genial de tocar fondo, es que solo nos queda subir.
El año pasado marcó este hito en mi vida. El encierro obligatorio me mostró sin piedad todo lo que debía resolver y sin compasión me hizo renacer.
Algunas veces me aterro al mirar cuánto tiempo ha pasado, en que fui la misma persona, complaciendo siempre a los demás, dando amor, fidelidad y respeto; y que muchas veces recibí todo lo contrario. Por suerte solo es una mirada, ya que, en realidad ahora, solo puedo agradecer por eso que fue y que recibí, por cómo sucedió cada momento, ya que más allá de la propia perfección que tuvieron estos sucesos, eso me trajo un regalo único que aún estoy disfrutando: mi propio descubrimiento.
Cambiar realmente la manera de pensar, sentir y ver la vida, de decir y hacer las cosas, para dejar de sentirnos como las víctimas de los demás y de la vida, es un tremendo desafío, que solo se entiende cuando estamos listos.
Empezar a soltar el apego, las expectativas, el miedo y la mediocridad, en nuestras acciones, pensamientos y sentimientos, es una gran lección de vida.
Lo mejor que me ha pasado en este tiempo, fue encontrar a personas maravillosas en mi camino, algunas llegaron en medio de la tristeza y la desolación, por eso es que son tan especiales en mi vida.
Quiero agradecer por estas 42 “primaveras”, porque son un obsequio y una bendición. Mi reconocimiento diario y permanente a mi mentor (KD), porque él es la luz en mi camino, ¡gracias por sostenerme! A mi hijo, por mostrarme cada día con su ternura, que puedo ser una mejor persona, por hacerme ver que no hay camino hacia la felicidad, sino que la construimos en nuestro interior, desde nosotros mismos.
A mis amigos, contados con los dedos de una mano, por sus locuras y cariño, por estar junto a mí. A mis padres por todo lo que he podido aprender desde la introspección. A mis hermanas, por acudir a mí y secar mis lágrimas. A mis compañeras y compañeros de trabajo, porque le han dado condumio y sazón a mis días. A ustedes que, con su lectura, son parte de mi vida.
A todas y cada una de las personas que ahora me acompañan, a las que ya no están y a quienes no puedo mencionar porque sería más larga esta escritura, pero que fueron mi espejo, para enseñarme todo lo que debo cambiar en mí.
¡Celebro la vida, con todo lo que trae!, porque de los corazones rotos y de las alegrías cosechadas, siempre se aprende. La vida es generosa porque siempre nos da la oportunidad de elegir cómo queremos ser y sentirnos cada día y con ello tener un nuevo comienzo, para hacer de un nuevo año, una aventura y un desafío.
Estoy emocionada por lo que vendrá, porque sé que estas canas no serán en vano, sino una muestra de que he vivido. Aún me falta mucho por hacer y experimentar, espero poder lograrlo. Simplemente daré gracias a la vida, que me ha regalado este don de poder escribir y si con esto, puedo tocar por un segundo sus vidas, me siento increíblemente afortunada.
Lo que yo pienso, creo y escribo, lo hago desde y con el corazón.
Felicidades por la valentía de escribir Pau, exponerse a conocerte y reflejarnos por dentro, gracias Pague. Me da curiosidad de conocer a tu me tiró KD
Hacer lo que nos emociona y más aún lo que nos apasiona es maravilloso, pero sin con ello además, podemos tocar positivamente la vida de las personas, es una fortuna y bendición. Gracias a ti por ser parte de esto.
Qué lindo Pauly, me adhiero enteramente a cada palabra. Seamos felices desde adentro y nuevamente feliz cumple!!
Un verdadero reto, se feliz desde dentro y así poderlo reflejar hacia fuera. Gracias Xavy por tus palabras y deseos. Abrazos para ti.