En medio de tanto estrés y angustia, atados a un mundo que cada vez vive su tiempo más acelerado, la vida transcurre y de pronto la crisis sanitaria, más conocida como la pandemia del covid-19, llegó para recordarnos lo vulnerables que somos, lo expuestos que estamos y lo que es realmente importante en la vida.
He visto, escuchado y ahora experimentado, que las enfermedades encuentran lugar y cabida, en las mentes, cuerpos y espíritus debilitados por ideas erróneas y varios motivos más. No descarto la posibilidad de un contagio inevitable, no obstante, hay casos en donde toda una familia puede ser contagiada, excepto una persona. La pregunta es ¿a qué se debe?
Mi mamá siempre me decía “Piensa mal y acertarás” y acotando a sus sabias palabras, debo decir que no solo eran ciertas, sino que son una guía divina.
Desde las leyes herméticas en sus principios de causa y efecto; y el del ritmo, se puede entender cómo es que nos ocurren cosas y otras definitivamente no. El primero dice que toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa y desde esta perspectiva no cabe creer en la suerte, porque eso solo nos desempodera. La segunda dice que todo fluye y refluye, que hay períodos de avance y retroceso, que creer que todo estará donde está, es ilógico, ya que el movimiento es permanente.
Entonces bajo estos dos principios empiezo a entender cómo es que damos cabida a un sinnúmero de cosas en nuestra vida, las provocamos, las repetimos o las retenemos. Si nuestra vida se mueve en base de ritmo, lo caótico va desde el hecho de sentirse un día de manera increíble y luego totalmente bajoneado, esto a su vez, se transforma en causa y efecto. Traduciéndolo entonces, significa que estar deprimido, con ideas poco motivantes y demás, definitivamente dará cabida a una enfermedad y pienso que de ahí viene todo el “éxito” que ha tenido el covid en el mundo.
Sentimientos como el miedo, la tristeza, la preocupación y la angustia, definitivamente hacen que vibremos bajo, lo cual se transforma en un caldo de cultivo para atraer todo lo negativo, que nuestras defensas bajen y hospedemos a lo que en realidad no quisiéramos tener como huésped.
Entonces literalmente “Piensa mal y acertarás”, una frase que utilizaba mi mamá para despertar nuestra suspicacia, resulta ser literal a la hora de aplicarlo a nuestro estado de consciencia espiritual. Los pensamientos negativos definitivamente harán que aciertes en algo negativo. Resumen entonces: nosotros somos la causa de nuestros efectos. Afortunadamente, llega el movimiento en nuestra vida; y es por eso que ningún aspecto negativo, viene para quedarse, sino para enseñarnos algo.
Si bien la fortaleza de nuestro espíritu, se centra en este tipo de cosas, puedo decirles que también es una decisión. Empezar a decidir a favor de lo que nos emociona, definitivamente elevará nuestro estado de ánimo, traerá sentimientos positivos, fortaleza y alegrías; y por supuesto salud y energía a nuestro cuerpo.
En medio de todo esto quiero decirles en mi opinión que, si bien las vacunas son fantásticas para poder resistir a la enfermedad de moda, no hay nada como el sentimiento que experimentamos cuando nos llegan las muestras de cariño, afecto y preocupación sincera, por parte de quienes nos aman. Me atrevo a decir que esa es la verdadera cura, esas acciones que te acarician el alma.
Aprender a amarse también es la cura, para muchos de nuestros males y vacíos emocionales que vamos cargando, no obstante, hoy quiero señalar, cómo es que el cariño que nos obsequian las personas, se convierte en medicina y cómo eso nos sostiene y nos alienta a estar mejor cada día. Sin lugar a dudas, la cura en tiempos de covid, somos nosotros mismos en compañía de quienes nos aman. Es claro decir que con la enfermedad de moda, también nos ponemos a prueba a nosotros mismos, en nuestro lado sensitivo, confrontamos nuestros propios pensamientos y sentimientos. El encierro y el aislamiento por sí solo, son los primeros desafíos a ser superados.
Como siempre les digo, el universo y la vida nos sorprenden y a veces de quienes menos imaginamos, nos llegan las muestras de afecto más tiernas y reconfortantes, el apoyo y el cariño, pues a veces pasamos tanto tiempo sumergidos en nuestro propio mundo y en la rutina, que dejamos que las relaciones, la amistad y hasta la vida familiar se enfríen y distancien.
Bien dicen que en los momentos duros se conoce y se sabe quiénes están contigo, para apoyarte y no dejarte caer. Quiénes se van o quiénes llegan, para darte apoyo, problemas o desilusión.
Entonces en medio de este encierro, quiero agradecer a cada una de esas personas, por sus gestos de cariño, por traerme paz y alegrías, por sus llamadas y mensajes, porque, así como las palabras transforman realidades, ni se diga un cambio de perspectiva, que solo llega a través del cambio consciente, de abrirse a los pensamientos positivos, para querer vibrar alto.
Agradezco cada detalle que ha tenido mi familia, desde sus palabras hasta la ¡gran cantidad de víveres que he recibido!; a mis amigos por su cariño y su infinidad de audios para sostener el buen ánimo, por cada vez que me han hecho reír. A todos quienes me trajeron paz y alegrías, gracias infinitas por su amor.
Definitivamente de cada experiencia se aprende, de los obstáculos y complejidades probablemente se aprende más, pero lo que sí les diré, es que la verdadera fuerza y cura se encuentra en nuestro interior, que parte de una decisión de querer estar bien y por supuesto, recibir el amor de quienes nos acompañan, que se refleja en hechos concretos. Creo fielmente que el amor, es la fuerza más poderosa capaz de curar.
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