En medio de lo que cada uno asume como su rutina, lo banal o lo predecible, siempre hay momentos que nos sorprenden, llegan estados de paz y alegría, que alimentan nuestra alma.
Ubicarse en el presente y dejar de lado el pasado y la preocupación por el futuro, suena sensato, aunque requiere de trabajo y entendimiento práctico.
Hay momentos que nos sacuden, emociones que nos rebasan y personas que nos rodean. Esos momentos, emociones y personas, de alguna manera se entrelazan en lo cotidiano, a veces son el detonante de nuestras alegrías o frustraciones, el motivo de nuestro gozo o decepción, sin embargo, a todo ello, es vital saber que está solo en nosotros mismos, darle un significado a las cosas, hechos y personas.
Después de la tormenta, llega la calma, sí ya lo había dicho antes, pero hoy quiero reconocer una vez más, que todo pasa, que todo evoluciona, aun cuando creemos que algo se estanca o cuando somos presas de la rutina.
Creo que una prueba de ello, está en la resiliencia que tenemos, leía un post que decía, “siento que he vivido 3 vidas entre el 2019 y el 2024”, me sentí tan identificada, no solo porque sobrevivimos a una pandemia, sino porque todo lo que descubrí y viví en ese tiempo, cambió mi vida por segunda ocasión de manera drástica y significativa. Muchos de ustedes habrán sentido lo mismo.
Afortunadamente, cada día somos personas diferentes, con nuevas miradas y perspectivas. Hay de todo en la vida, por supuesto, sin embargo, para quienes siguen este blog, sabrán que no hay nada que se compare, con tener una perspectiva diferente de las cosas en la vida, una que desafíe al discurso y maneras de hacer, que tiene la mayoría de la gente.
Entonces, desde esta breve reflexión, entender que cada cosa que vivimos, cada momento, llega para mostrarnos algo, algo sobre nosotros mismos, un aprendizaje, un nuevo camino, una nueva emoción. El desafío está en aprender a identificarlo y reconocer lo positivo que ello trae.
Valorar cada experiencia, puede resultar abrumador en algunas ocasiones, pero cuando apreciamos en lo más simple, un motivo de gratitud, podemos entender lo afortunados que somos, por poder ver, escuchar, respirar, caminar y hacer todo lo que hacemos cada día, desde nuestras tareas, desde nuestras responsabilidades, desde nuestras pasiones, desde lo que amamos y nos inspira.
Como dice Alfonso Ruiz Soto: “mientras la persona no comprenda el beneficio, no hará el esfuerzo”, y creo que, vinculando sus palabras, a este escrito, es exactamente lo que trato de explicar, ya que siempre dependerá de la perspectiva con que se miren las cosas, para darle significado, para transformar lo que sentimos, para valorarlo y hacer el esfuerzo.
A menudo nos topamos en el día a día, con las personas que se victimizan, con aquellas que se quejan, con las que dramatizan y también con quienes nutren nuestra energía, aquellas que, con su alegría y vibración, contagian felicidad y armonía. Y en esto, vale la pena entender y respetar que cada quien vive su proceso, cada quien se mira a sí mismo como quiere mirarse, cada quien valora lo que cree que le suma en su vida.
Hoy es un buen día, para agradecer el camino recorrido, las enseñanzas recibidas y sobre todo la oportunidad de poder elegir diferente cada día, desde lo más pequeño, hasta lo más grande. Hoy es un buen día, para entender el valor que tiene el “beneficio” de hacer algo en nuestra vida, para empezar a esforzarnos y lograrlo.
Pienso. Creo. Escribo.
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