Es tan curioso cómo los conflictos que vienen a patearnos en la vida, se transforman en un trampolín, no solo para mostrarnos eso que necesitamos sanar, sino que sorpresivamente en el camino, nos sirven para inspirar.
El trabajo de evolución personal es una tarea diaria, un compromiso con uno mismo y sobre todo una elección, yo creo que solo los valientes se arriesgan y solo los más fuertes sobreviven a ello; y esto es como un milagro que sorprende en la vida.
En este tiempo pandémico por así decirlo, he podido mirar hacia dentro, reflexionar, esforzarme mucho para desprenderme de todo aquello que me hace daño y hacer la desafiante elección de ver en cada conflicto una oportunidad. Les diré que no es fácil, ni sencillo, pero mientras más me resistí, más presente estuvo en mi vida.
Con el caos nos llega un estado de desesperación y lo que muy comúnmente llamamos “tocar fondo”. La única opción que queda en ese punto, es salir del pozo en el que hemos caído. Casi como si fuera por ley de la física.
¡Qué gran nivel!, como solemos decir, se requiere para lograr esto, ya que lo más fácil y a veces hasta más conveniente es mirar hacia afuera, tratando de encontrar respuestas, cuando solo están dentro de nosotros mismos.
A mí me pasó un sinnúmero de veces, en que esperé a que algo externo sucediera, que alguien viniera a salvarme, para transformar mi vida…y adivinen qué…eso nunca llegó.
Empezar a ser lo que uno quisiera vivir, inicia con una pregunta, que a veces queda sin respuesta. Ahora que están tan de moda los mensajes gráficos en la red, he visto en varias ocasiones uno que me impacta y dice: “todo llega cuando estamos listos” y ¿cómo saberlo?, me he preguntado, si estamos listos o no; y haciendo eco, de lo que he ido aprendiendo, me di cuenta que inicia con la incomodidad y el conflicto en nuestra vida.
Sí, el conflicto y la incomodidad son el aviso de que estamos listos para emprender un nuevo camino. Lo que suceda en el recorrido dependerá de nuestro temple, estado de decisión, nuestra fortaleza emocional, el apoyo y cariño de nuestro entorno, para que no nos deje caer y en el que nos podamos refugiar.
Casi siempre renegamos de un conflicto, nunca lo vemos como oportunidad y mucho menos fortuna, sino como una tragedia, una amenaza que viene a “quitarnos” lo que creemos equivocadamente que nos pertenece, que viene para alterarnos y “no dejarnos ser felices”.
Lo cierto es que solo lo que nos incomoda, nos duele y nos patea en la vida, es la real oportunidad que tenemos de transformarnos en un mejor ser humano, más libre y feliz, claro está que, siempre existirán excepciones.
Cuando nos aferramos a lo inmutable, a lo externo o a lo banal, siempre sobrarán motivos para que esto algún día se desmorone, nuestra vida truene y peor aún, que el dolor que es su consecuencia, nos ciegue.
Desde esta óptica, en cambio, soltar, aceptar y rendirse al proceso de transformación, es poderoso, porque es el origen de la verdadera inspiración.
Yo recuerdo que hace un par de años atrás, en un curso de gestión organizacional, me brindaron información sobre inteligencia emocional, lo que me pareció interesante, pero no relevante, sin embargo, una vocecita, no dejaba de decirme que el tema era sorprendente. Ahora después de varias cosas y sucesos vividos, dije…debí haber profundizado en el tema. ¡Cómo serían nuestras vidas y espacios, si pudiéramos en nuestras prácticas diarias tener esta información!
La primera pregunta que hacemos ante el conflicto, además de ser la equivocada, es ¿por qué?, nunca preguntamos ¿para qué?
El por qué, nace desde el victimismo muchas veces, y con ello no solo la imposibilidad de tener claridades, pues el miedo y el egoísmo al afrontar un conflicto se apodera de nosotros.
Me parece que en el “¿por qué?”, nace nuestra infelicidad y la negación permanente a hacer este tipo de reflexiones. Muchas veces se vive por vivir, sin sentido, sin pasión, sino solo porque ya tocó, porque no creemos en nosotros mismos, porque es “demasiado tarde” y más peligroso aún, porque no se quiere.
Intento cada día hacer una nueva lectura de lo que sucede en el plano emocional, una lectura que desafía lo convencional. Una en rebeldía al “debería ser”. Hoy me pregunto “¿para qué?”.
Topar fondo para mí ha significado renacer, mirar hacia dentro, re-encontrarme, hacer lo que me apasiona y con ello inspirar. En particular esto último ha nutrido inmensamente mis sentidos, pues, descubro cómo las palabras y más aún las escritas, tienen el poder para hacernos vibrar y acariciar las almas. Mi agradecimiento a todos quienes me escriben y comentan para expresarlo.
Como lo dice mi maestro sabio, él que es la luz en mi camino, “pon tus dones al servicio de los demás”; y ahora digo ¡esto es para ustedes, desde el fondo de mi alma!
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