Escribo lo que pienso

Poniendo límites

Gran parte de los conflictos que vivimos, tienen que ver en buena medida, con esa capacidad o incapacidad de poner límites en nuestra vida.

En estos días he reflexionado mucho a propósito de este tema, pues en la amplia gama de posibilidades que sorteamos en nuestro día a día, poner límites a situaciones, personas y acontecimientos que nos generan malestar e incomodidad, es la alternativa no solo de reconocernos a nosotros mismos, que ya de por sí es un tremendo avance, sino por sobre todo alcanzar la paz y yo diría que hasta felicidad.

Quizás entre los defectos que tenemos los seres humanos, aprender a poner límites en nuestra propia vida, es la puerta hacia la transformación y las infinitas posibilidades de ser y hacer.

Para hablar del inmenso aprendizaje que trae poner límites en nuestra vida, vale hacer una distinción. Entre esos que son propios de nuestra mente, los cuales no son sanos; y al mismo tiempo esa sana necesidad de aprender a poner límites a las personas y situaciones que nos conflictúan.

¿Para qué poner límites?

limite2Sentirnos incómodos frente a una situación, es el primer anuncio de que ahí hay algo que cambiar. Me he topado con infinidad de personas, unas más cercanas y otras no tanto, donde esta distinción del mundo de los límites, resulta un verdadero dolor de cabeza y hasta de corazón.

Vamos por la vida, creyendo que es “el otro”, quien debe adivinar cuáles son nuestros límites y no solo eso, sino además, respetarlos. Quienes son más audaces, no tienen reparo en hacerlos notar, lo cual de por sí ya resulta una ventaja en la resolución de un conflicto.

¿Cuántas veces nos ha costado poner límites en nuestra vida?, ¿cuántas veces fue más fácil fingir demencia frente a situaciones indeseadas?, ¿cuántas veces hemos sacrificado lo que sentimos realmente, por no poner límites?

Muchas preguntas para ahondar en respuestas. De mi parte les diré que soy especialmente de esas personas a las que les ha costado mucho aprender a poner límites, algunas veces confundí ese sentir, con un acto de “generosidad” o “paciencia” y la verdad es que era falta de valentía.

A veces es necesario aprender a leer entre líneas en nuestra cotidianidad, pues la vida nos ofrece infinidad de oportunidades para tomar esta lección y aprendizaje. Creemos que es más fácil huir y postergar, por ejemplo, una conversación incómoda o una aclaración, pero una verdad dicha a tiempo, puede evitarnos un sinnúmero de malentendidos y hasta sufrimientos. Y más allá de decir una verdad, está la elección y toma de decisiones que hacemos día a día.

¿Cómo poner límites en nuestra vida?

Las personas maravillosas que me rodean, me han ayudado a tener esta respuesta. Mi madre siempre nos decía: “primero yo, segundo yo, tercero yo, luego estoy para los demás”. Con esta frase nos explicaba, que siempre debíamos ser nuestra prioridad.

Pensar en nosotros mismos como nuestra prioridad, ha sido un criterio muy censurado y visto como egoísmo, pero yo creo que la idea de la generosidad ha sido bastante tergiversada.

limite1“La única persona que se molestará porque pongas límites, es la que se estaba beneficiando de que no lo hicieras”, así lo explica mi mentor; y como siempre les digo, creo que no se equivoca, pues si hacemos una reflexión o por lo menos un recorderis de todas las veces que no supimos poner límites, a personas y situaciones que empezaron a tornarse no solo molestas e incómodas, sino hasta verdaderamente nocivas en nuestra vida, cuando de pronto dimos el giro de 360 grados, las únicas personas que se molestaron por ello, eran efectivamente quienes se aprovecharon de nuestra pasividad y falta de autoconfianza.

Tener en claro qué es lo que nos molesta, porqué lo hace y cómo resolverlo, creo que es el primer paso para hacer de esto una praxis diaria, donde poner límites, sea más bien la posibilidad de expandir nuestra consciencia, para que podamos evolucionar en mente y espíritu, en palabra y acción.

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Soy Paulina Vizcaíno y “Aquí Estoy”

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