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¿Por qué nos cuesta tanto soltar?

¿Por qué nos cuesta tanto soltar?, era una pregunta que escuchaba en una charla magistral y con el afán de darle una respuesta desde mi propia experiencia, quise entender, cuáles son esas motivaciones que impiden o por lo menos dificultan, soltar a las circunstancias, personas y situaciones.

Partamos de lo que significa soltar. Yo diría que es tratar de desprenderse, intentar resignificar y cambiar el modo de sentir, actuar y vivir.

Para soltar es necesario aceptar y vivir el duelo si es necesario, ya que, en medio de este deseo de querer soltar, experimentamos muchas veces el dolor y la resistencia, la negación y por ende el sufrimiento.

Sin embargo, una parte de mí, aún pregunta… ¿por qué es tan difícil soltar? Mi mentor dice que es difícil, porque para soltar se requiere de desarrollar perspectiva y cuesta mucho, porque creemos que, al soltar, quedaremos incompletos.

Desde esta explicación, les diré que una de las cosas más desafiantes en la vida, es desarrollar perspectiva, que no es sino, mirar las cosas desde otro lado, resignificando y despojándonos del ego y de todos los prejuicios y pensamientos limitantes que tenemos.

Para desarrollar perspectiva, se necesita tener valentía y coraje, dejar de sentirse víctima, pero sobre todo empezar a mirar en el conflicto, una oportunidad.

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¿De dónde viene esto de soltar?

Definitivamente soltar equivale a cambiar la manera que tenemos de sentir y dejar de asumir cosas como “verdades inmutables”. En medio de este tema y reflexión que me ha resultado recurrente no solo en el plano personal, sino porque lo veo a cada paso, en diferentes escenarios y personas, entiendo que esto de “soltar”, tiene su origen en el apego, hacia las cosas, momentos y entornos; y la dependencia emocional hacia las personas.

almaLa dependencia emocional, probablemente es una de las causas más grandes que generan sufrimiento, pues se disfraza de cualquier otro sentimiento, pero está ahí, para mostrarnos mucho más de lo que creemos.

En ocasiones nos aferramos una y mil veces a “lo malo conocido, que a lo bueno por conocer”, nos agarramos a situaciones que nos traen dolor, a personas que no aportan en nuestra vida, a trabajos que no nos apasionan y en general a sentimientos que no nos traen felicidad.

Nos negamos a soltar, porque sentimos miedo, creemos que seremos infelices o estaremos incompletos. Tristemente preferimos no salir de nuestra “zona de seguridad”.

Y es aquí precisamente, donde viene esa belleza oculta, al entender lo que el acto de soltar significa. ¿Cómo aprender a soltar, si no vivimos antes una traición o una mentira? Solo al valorar la lección, que viene envuelta de distintas realidades, es cuando aprendemos a soltar. Entonces, no se puede valorar, sin antes perder.

Aprendiendo a soltar y Rendirse

soltar1Soltar implica muchas veces, batallar con uno mismo, hacer un análisis de todo aquello que ya no aporta más en nuestra vida, pensar sinceramente en lo que sí y a lo que no tiene más sentido, seguir aferrándonos.

Aprender a soltar implica aceptar primero las cosas, a las personas y a las circunstancias tal y como son, con ese mensaje y enseñanzas que nos traen.

Es necesario preguntarnos, ¿cuál es la verdadera razón por la cual no queremos soltar?, ¿cuál es el beneficio que creemos percibir al no hacerlo? y tener la sensata capacidad de mirar desde otro lado, cómo pinta cada situación.

En ocasiones creemos que aferrarnos a algo o alguien, tiene un inmenso sentido, que es casi imposible no hacerlo, pero sobre todo, nos nublamos ante la posibilidad de lograrlo.

En el ejercicio de soltar, he aprendido a “Rendirme” (así con R mayúscula) al proceso de evolución, para transformar todo aquello que es necesario, para alcanzar la tan ansiada perspectiva.

Rendirse ante lo que es y está en nuestra vida, equivale a aceptar, luego de ello, soltar no es sino parte de una muy merecida y trabajada consecuencia, donde adquirimos la capacidad de reconocer y por sobre todo empezamos a tener seguridad en nosotros mismos.

Aprender a soltar por, sobre todo, significa aprender a confiar en uno mismo, reconocernos como seres completos, que tienen todo para estar y ser felices.

Al final de todo…

Cuando recién se hace este análisis aplicado a nuestra propia vida y lo que cada experiencia nos trae, sea desde el amor o desde el dolor, soltar trae paz, seguridad y tranquilidad. Más allá de esto, la enseñanza suprema: “Cuando más rápido sueltas, más pronto llega lo que debe llegar”.

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Entonces, recapitulando, soltar implica:

  • Adquirir perspectiva
  • Rendirnos al proceso
  • Confiar en nosotros mismos
  • Reconocernos como seres completos, capaces de generar felicidad.
  • Tener la seguridad de que vamos a estar bien, sea lo que sea que suceda en nuestra vida.

Creo que a la gran mayoría, nos ha costado mucho, “soltar”, a las personas, a las circunstancias, a las cosas, etc. A veces el miedo ha sido más fuerte, pero como dice mi mentor: “El camino no es alrededor de, sino a través de”; y solo para quienes han transitado por esa vía, pueden asentir 100% con esta frase.

Podríamos hacer del ejercicio de “soltar”, una práctica diaria, para no generar expectativas que alguien más “debería” venir a cumplir, sino poner intención, en todo aquello que con pasión, podríamos generar y construir en nuestra vida.

Empecemos por soltar todos esos pensamientos limitantes, el miedo y la falta de confianza, la dependencia emocional y el deseo loco de lo que creemos que es “justo”. La verdad es que la ligereza en nuestro propio viaje, hace que disfrutemos más del panorama, cuando decidimos soltar ese innecesario equipaje.

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2 Comentarios

  1. Luis Rayamundo

    Amiga, y compañera de proceso!! Me encanto tu articulo lo voy a guardar por que me es de mucha utilidad recordar esto a cada pasa que doy.

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    • Paulina Vizcaíno

      Gracias por tu lectura. Como dice el maestro…a enamorarse del proceso!! Un abrazo para ti.

      Responder

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